El salado de Consotá

 EL SALADO DE CONSOTÁ 





  

El salado de consotá, era para mí  tan solo el murmullo lejano de una mina de sal, que sonaba extraño por ser un tema desconocido por el Pereirano común y el cuestionamiento inconsciente era: ¿una mina de sal en Pereira? si es verdad,  ¿por qué no es un sitio reconocido y que se pueda visitar?, ¿Aun sacan sal de allí?, en fin, las preguntas siempre se quedaban sin respuesta; hasta hace menos de un mes, cuando lo visitamos con el objetivo de analizarlo desde la asignatura, gerencia de atractivos turísticos.
Estando en sitio me di cuenta de lo mucho que desconocemos nuestra historia, de nuestros antepasados y sus actividades económicas y de la poca inclinación cultural que manejamos en esta región.
Es lamentable pero es la realidad, el ser humano tiene una memoria inmediatista, que es como un velero que navega por las aguas que más le atraen. Esto me lleva a pensar que no nos debe extrañar que monumentos y museos de nuestra historia pasen completamente desapercibidos y que el salado de consotá no figure como un atractivo que debería ser de gran importancia para la historia del país, del eje cafetero y por supuesto de Pereira, pero nadie más que la academia le esté dando el valor que realmente tiene.
Esa es nuestra realidad; lo que nos interesa ahora es ¿cómo vamos a recompensar el olvido y la ignorancia de tantos personajes y de nosotros mismos frente a esta magna riqueza? ¿Cómo lograr que esta región se interese por su cultura, antepasados y le dé valor a su tierra al punto de encontrar la identidad y los rasgos que nos  caracterizan?
Infortunadamente la única forma es a través de ganchos de diversión que llamen la atención y proporcionen un espacio que facilite el disfrute del lugar, lo inevitable es que el visitante se centre más en esos ganchos de diversión que en la razón de ser del sitio, como lo que sucede en el Parque Nacional del Café, cuando un alto porcentaje de los visitantes sigue derecho hacia las atracciones mecánicas y solo unos cuantos visitan el museo o recorren el sendero, quedando el café tan solo en el nombre del parque.
De otro lado, al leer el artículo “Lineamientos para el uso público del sitio arqueológico salado de consotá” (Rivera 2011),  me encuentro con el concepto de espacio público, que no deja de ser un tema en el que el pueblo está en desventaja frente al título de propiedad que se le consagra en la ley porque finalmente es solo un espectador que alcanza algunos factores de disfrute, pero la verdadera propiedad está en manos de los gobernantes de turno. Un caso patético en el que podemos ver esta situación, es el que ocurrió con la cra 11 entre calles 18 y 17, hoy centro comercial Ciudad Victoria, plena vía pública que pasó de ser un bien de uso público para ser vendido a particulares y convertirse así en un bien de uso privado, sin el retorno económico que podría representar para los ciudadanos como por ejemplo una reducción de los impuestos.  ¿Cuándo le preguntaron a los Pereiranos si aceptaban vender ese bien de uso público?
Otro ejemplo, que se conecta de manera precisa con el salado de consotá, es el de las aguas termales, que son riquezas de uso público pero están siendo aprovechadas por particulares; haciendo caso omiso a la ley que como lo dice la constitución Colombiana en su artículo 332 “El estado es propietario del subsuelo y de los recursos naturales no renovables, sin perjuicio de los derechos adquiridos”. De las tierras Santarosanas mana agua caliente del subsuelo, pero por desconocimiento, nos vemos sometidos a que estas riquezas, sean aprovechadas por particulares, sin acceso libre y espontaneo para el pueblo y sin retribución alguna; importante sería que estuviese manejado por el mismo estado y no vendido a particulares como ocurrió desde hace varias décadas.
Si no estamos preparados para atender satisfactoriamente el Paisaje Cultural Cafetero recientemente reconocido como patrimonio cultural de la humanidad, difícilmente podremos desarrollar de manera rápida y oportuna un atractivo con valor histórico ignorado de años atrás, como es el Salado de Consotá, pero sí representa un reto para los entes involucrados en la atención de los programas alrededor del Paisaje Cultural Cafetero, en el sentido de desplegar la atención en el salado de consotá entendiendo la creciente demanda de turistas en especial extranjeros en búsqueda de información sobre la identidad cultural, antropológica e histórica de la región.
Siendo el turismo social una política del estado, y un derecho de la población, en nuestro entorno existen grandes atractivos para el desarrollo de turismo social en donde podría hacer presencia del estado, que además de hacer labor social crearía identidad en la región; pero difícilmente encontramos sitios en los que el estado promocione y desarrolle un turismo social,  por lo que habría que reclamarle a toda la historia de gobernantes, ¿por qué el salado de consotá no tiene presencia estatal en desarrollo del turismo social?, o ¿por qué no hay ningún programa que vele por la conservación y uso sostenible del recurso natural?, la respuesta es elemental, porque no ha habido ningún particular interesado en este proyecto. Si algún grupo empresarial o persona individual con recursos económicos suficientes, se interesa en el salado y le ofrece al municipio o a quien debierá dirigirse, un valor considerable para comprarlo ¿Qué pasaría?

El Salado de Consotá es un bien de patrimonio cultural de los Pereiranos, ya declarado de esa manera por el Instituto Colombiano de Arqueología e Historia, lo que sumado a lo antes mencionado me lleva a concluir que es urgente e importante el desarrollo turístico del sitio, siendo la propuesta realizada en el artículo “Lineamientos para el uso público del sitio arqueológico salado de consotá” (Rivera 2011), una base importante de la que resalto el manejo de parque público y parque temático, que le brinda a la comunidad la oportunidad de contar con un espacio para el encuentro con la cultura y el esparcimiento, al mismo tiempo que le ofrece al turista una experiencia vivencial sobre nuestras raíces.
Consideró completamente pertinente la propuesta de actividades para el parque público, pero creo que al parque temático habría que adicionarle actividades a las ya planteadas, para configurar ese gancho de diversión que es necesario para atraer visitantes, pero que fundamentalmente involucre el tema en cuestión. Para este fin pienso que sería recomendable un estudio detallado de la zona y de la historia para facilitar la identificación de factores clave para el diseño de actividades complementarias.


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